Por qué en 2023 tenemos que eliminar palabras como “minusválido” o “inválido” de nuestro vocabulario

  Ha llegado el momento de descartar palabras como “minusválido” de nuestro vocabulario, y concienciarnos de la importancia de crear un lenguaje inclusivo. En este artículo te contamos por qué y cómo.  “Minusválido”, “discapacitado”, “inválido”... Vivimos en una sociedad que necesita categorizar y clasificar todo y a todos, muy a menudo, sin tener consciencia del impacto que esta categorización y el vocabulario que la acompaña puede tener en el ser humano. En Bidea abogamos por un cambio radical hacia un lenguaje y un comportamiento mucho más inclusivo. Después de dos décadas sirviendo a las maravillosas personas que ahora componen la comunidad Bidea, queremos liderar el cambio que tanto necesitamos, empezando por crear conciencia de la importancia del lenguaje positivo en nuestra sociedad. El poder de las palabras Cuando Bidea inició su camino como proveedores de soluciones salvaescaleras, poco/as tenían conciencia del impacto que una palabra como “minusválido” tiene en la persona que la recibe. De hecho, en general, muy poca gente entendía el poder que una palabra puede tener en los sentimientos de otra persona. Por aquel entonces se hablaba de personas con “deficiencias físicas”. O, de personas con una “minusvalía”, cuando una “discapacidad” les hacía carecer de independencia física. Afortunadamente, hemos evolucionado considerablemente. La mayoría comprendemos ahora que esa persona es igual al resto de los seres humanos que la rodean, y simplemente vive con una “diferencia funcional”. Pero, aún hay mucho camino por recorrer. Aún nos queda mucho trecho para entender el poder que la comunicación en general, y una palabra aparentemente inofensiva, pueda tener en la psique, y en la vida de una persona. Gracias al trabajo de neurocientíficos cognitivos como Luis Castellanos estamos empezando a entender lo mucho que el uso correcto del lenguaje puede contribuir a mejorar la salud y el bienestar de las personas. Su labor, y la de muchos otros académicos en diversos campos, subraya la estrecha conexión entre el lenguaje y las emociones, apuntando a la importancia de comunicarnos con un lenguaje positivo que genere “una energía que antes no sabíamos que venía del lenguaje. Ahora sí sabemos que viene del lenguaje.” El lenguaje es tanto un reflejo como constructor de la realidad en la que vivimos. Cada uno de nosotros tenemos la responsabilidad de comunicarnos positivamente para crear esa energía positiva en las personas de nuestro entorno. Labor y responsabilidades que empiezan en nuestro sistema educativo y familiar. Por un lado, debemos inculcar a nuestros pequeños la importancia de comunicarnos con precisión y con un lenguaje positivo e inclusivo, tanto en la escuela como en casa. Por otro lado, debemos proporcionar a las personas que viven con diferencias funcionales las herramientas necesarias para que puedan llevar a cabo una vida plena. Son más de 650 millones las personas que viven con una discapacidad física o mental. Ha llegado el momento de que por fin les demostremos nuestro respeto, empatía y apoyo con el uso de un lenguaje verdaderamente positivo e inclusivo. Así, que, ¡vamos a eliminar palabras como “minusvalía” o “discapacitado” de nuestro vocabulario y relegarlas a un pasado lingüístico que por fin quedó atrás! “Discapacidad” y “minusvalía”: implicaciones y connotaciones negativas “Una palabra es una palabra”... puede que estés pensando. “Tampoco hay que darle tanta importancia...”. Lo que ocurre es que, en realidad, la hay. “Lo que importa es el trato hacia las personas”, comentan muchos. Y, no se equivocan, pero una cosa no elimina la otra. Porque, la persona que vive con diversidad funcional define su identidad desde una mirada externa: la persona no construye su identidad, se da cuenta a partir de una etiqueta que le ponen. Vamos a ver el significado de estas dos palabras y por qué tienen connotaciones que ya no tienen cabida en la sociedad contemporánea: Discapacitado-da: Se trata de un neologismo proveniente del inglés “disabled” con implicaciones muy peyorativas para las personas que viven con limitaciones de movilidad. Decir que alguien es “discapacitado” es decir que esa persona carece de la capacidad de hacer algo, creando de esta manera, una posición de inferioridad en comparación con la persona que sí creemos que tiene capacidad. En noviembre de 2020, la Real Academia Española (RAE) llevó a cabo una modificación de la definición del término discapacidad, pasando de una “disminución por un problema físico, sensorial o psíquico, que incapacita total o parcialmente para el trabajo u otras tareas” a una "situación de la persona que por sus condiciones físicas o mentales duraderas, se enfrenta con notables barreras de acceso a su participación”. Un cambio positivo y muy necesario, pero, ni mucho menos adecuado, ya que sigue centrándose en la persona, aunque admite el papel que juega el entorno por primera vez. “Minusválido-a” Etimológicamente, esta palabra proviene del latín minus ‘menos’ y válido, con la terrible implicación de que las personas con movilidad reducida son “menos válidas” que el resto de los ciudadanos en una comunidad. Lo mismo sucede con el término “inválido/a”. Un ejemplo clarísimo de una palabra con una carga extremadamente negativa que se implantó en nuestro vocabulario hasta tal punto de negar oportunidades y la integración social a tantas personas con diversidad funcional. Sí, estamos forjando un camino positivo hacia una sociedad mucho más consciente del impacto del lenguaje. La Ley 39/2006 de Promoción de la Autonomía Personal y Atención a las personas en situación de dependencia, Disposición adicional octava, nos recordaba que debíamos dejar atrás vocablos tan poco humanos y sustituirlos por “personas con discapacidad” para hablar “del grupo de personas con discapacidad conscientes de las innumerables barreras (arquitectónicas, laborales, psicosociales…) a las que tienen que hacer frente para desarrollar una vida normalizada, participativa e integrada en el conjunto de la sociedad”. Sí, leyes como estas son un paso importante. Pero, no son suficientes. Sin un cambio de paradigma en nuestras costumbres, actitudes, mentalidad, y lenguaje... de poco sirve una ley que, de todas maneras, se queda muy corta. ¿Cuál es el siguiente paso? El siguiente paso debería ser dar voz a la opinión de las personas que viven con esta realidad cada día. Son ello/as quienes deben concurrir en una terminología que les haga sentirse cómodos e identificados. ¿Quién somos nosotros para calificarlos de personas con el término más aceptado ahora de “diversidad funcional”? Porque, si bien es cierto que se trata de un vocablo que parece transmitir algo mucho más positivo, sin embargo, muchos grupos representativos de personas con “diversidad funcional” afirman que es un término ambiguo que no refleja adecuadamente la lucha diaria contra los obstáculos y los estigmas a la que se enfrentan. Por eso, nos recuerdan que el lenguaje y la realidad, van mano en mano. Y, lo que importa es cambiar ambos para crear puentes, abrir oportunidades, y construir una sociedad verdaderamente igualitaria. ¡Objetivo que nos motiva y guía diariamente en Bidea desde hace dos décadas! Eliminar las barreras arquitectónicas a las que se enfrentan las personas con diversidad funcional tanto en sus hogares como en las zonas públicas es nuestro granito de arena en la creación de un mundo más justo, más inclusivo, con mayor autonomía y calidad de vida ¡para todo/as! ¿Te interesa conocer nuestras soluciones salvaescaleras? Llámanos al 943 63 01 14 o escríbenos en info@bidea.es. Nuestros técnicos especializados estarán encantados de visitarte sin compromiso para identificar tus necesidades exactas, y orientarte hacia el tipo de solución salvaescaleras más adecuada. ¡Te esperamos!

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Baterías para sillas salvaescaleras: todo lo que necesitas saber

  ¿Estás pensando en instalar una silla salvaescaleras en tu vivienda? Descubre todo lo que necesitas saber sobre su funcionamiento, baterías, duración y mantenimiento.  ¿Ha surgido la necesidad de instalar una silla salvaescaleras en tu residencia o en la residencia de un ser querido? Si es así, ¡te estarás haciendo mil preguntas! En este artículo queremos responder todas las dudas que ahora mismo te surgen sobre las baterías de tu nueva silla salvaescaleras: ¿qué tipo de baterías utiliza? ¿cuánto duran las baterías? ¿cómo se remplazan? ¿dónde encuentro este tipo de baterías? ¡Y mucho más! Te invitamos a que sigas leyendo y descubras todo lo que necesitas saber para garantizar el funcionamiento idóneo de tu silla salvaescaleras. ¿Qué es una silla salvaescaleras? Un sistema salvaescaleras es un dispositivo mecánico diseñado para facilitar el acceso entre pisos de las personas mayores y/o con movilidad reducida. Un sistema de elevación muy versátil, las sillas salvaescaleras suelen instalarse en residencias privadas para que la persona que lo necesita pueda solventar cierto tipo de barreras arquitectónicas, normalmente escaleras. Las sillas salvaescaleras son la solución ideal para personas mayores y con movilidad reducida que aún mantienen la capacidad de acceder por cuenta propia a la silla. En Bidea tenemos diversos modelos que se adaptan fácilmente a la arquitectura del hogar, incluso en espacios curvos. Todos ellos se instalan rápidamente y no requieren ningún tipo de obras. ¿Cómo funciona una silla salvaescaleras? Las sillas salvaescaleras están pensadas para que la persona usuaria pueda acceder a ellas de manera extremadamente fácil. El mecanismo consiste en una cremallera alimentada por batería. Cuando la persona usuaria pulsa el botón de la silla salvaescaleras para ascender o descender al piso deseado, y se ubica de manera segura en ella, el motor hace girar el piñón en la barra dentada de la guía, enviando la silla a su destino. ¿Qué tipo de energía utiliza una silla salvaescaleras? Las sillas salvaescaleras funcionan con dos baterías recargables de muy bajo consumo de 12 V 7 Ah. Estas baterías alimentan un motor de 24 V CC, con potencia para desplazar el mecanismo aproximadamente 12 metros, y hasta 30 metros en el caso de las sillas de portal. Nuestras baterías son del tipo VRLA (baterías de plomo-ácido reguladas por válvula), unas de las más seguras en el mercado, y garantía de protección contra derrames, incluso en caso de ser perforadas.  Y batería de Lítio de 24V – 20AH para garantizar su correcto funcionamiento en los recorridos largos de portal. Si las baterías están completamente cargadas, cualquiera de nuestras sillas salvaescaleras tiene la capacidad de realizar unos 20 viajes, aunque la duración de la vida de la batería dependerá de la longitud de la escalera. Para garantizar el correcto y continuo funcionamiento de las baterías, es importante que estén siempre conectadas a una fuente de alimentación. De esta manera, evitaremos que la persona usuaria quede atrapada a medio viaje si se produce un corte de luz inesperado. ¿Cómo ubico y cambio las baterías de mi silla salvaescaleras? Las baterías de tu silla salvaescaleras se encuentran en un compartimento seguro, cerrado en el propio salvaescaleras, que nuestro equipo técnico te puede mostrar durante la instalación del mecanismo en tu hogar. ¿Puede abrirse accidentalmente el compartimento que guarda las baterías de tu salvaescaleras? De ninguna manera. En todas nuestras soluciones salvaescaleras este este espacio se encuentra atornillado para evitar su apertura accidental cuando el mecanismo está en funcionamiento. ¿Cómo cambias las baterías de tu silla salvaescaleras? Nuestra recomendación es que dejes el cambio de las baterías de tu salvaescaleras en manos de nuestro equipo técnico de mantenimiento. Aunque a primera vista, el proceso puede parecer sencillo, para sustituir las baterías de tu salvaescaleras hay que desmontar algunas partes del salvaescaleras, retirar las baterías antiguas e instalar las baterías con el voltaje correcto. Como puedes ver, para evitar que el funcionamiento de tu salvaescaleras no se vea comprometido de ninguna manera, es mejor dejar esta labor en manos de profesionales formados para garantizar que el equipo pueda volver a utilizarse con completa seguridad. ¿Cuánto dura la batería de mi silla salvaescaleras? ¿Verdad que te has imaginado teniendo que llamar continuamente al técnico para que cambie la batería de tu silla salvaescaleras? ¡En absoluto! De hecho, en condiciones normales, nuestro equipo técnico solo va a tener que visitarte para sustituir la batería de tu salvaescaleras ¡cada 3 o 4 años! Lógicamente, todo depende del uso que hagas y el cuidado que tengas de tu sistema salvaescaleras. Si dejas el salvaescaleras fuera de su punto de carga con frecuencia, las baterías durarán menos y puede que su funcionamiento se vea comprometido. Pero, si las cuidas adecuadamente, ¡las baterías de tu silla salvaescaleras tienen una vida de entre 3 y 5 años! ¿Cómo cargo la batería de mi silla salvaescaleras? De manera muy sencilla y automática. Tú solo tienes que preocuparte de que la corriente llegue continuamente a la toma a la que conectas tu silla salvaescaleras, situada generalmente junto a la escalera. Puedes cargarla o bien cuando la silla salvaescaleras esté aparcada en el punto de carga, tanto en el piso inferior como en el piso superior de la escalera, o bien cuando la silla se desplaza a lo largo de la guía. ¡Recuerda! Es importante que no apagues la silla salvaescaleras con la intención de ahorrar batería y energía. Lo único que consigues apagando la silla salvaescaleras durante mucho tiempo es que las baterías no carguen, o ¡que incluso se descarguen por completo! Así que, cuando no utilices la silla salvaescaleras para transportarte de un piso a otro, asegúrate de que esté aparcada en el punto de carga con el seccionador en la posición “ON”. Mantener las baterías activas y en buen estado de funcionamiento, es la mejor manera de ahorrar su consumo. La visita de nuestro equipo técnico de mantenimiento te ayudará a garantizar que el mecanismo siga funcionando de manera óptima. ¿Cómo sé si tengo que sustituir las baterías de mi salvaescaleras? De nuevo, las visitas de mantenimiento del personal especialista de Bidea son la mejor manera de asegurar el funcionamiento adecuado de las baterías de tu silla salvaescaleras. Las rápidas pruebas de nuestros técnicos indicarán la longevidad de la batería y si es el momento idóneo para sustituirla. Aún y así, es importante que te fijes en algunas señales en el funcionamiento de las baterías de tu salvaescaleras. ¿Las baterías dejan de cargarse adecuadamente cuando están aparcadas en el punto de carga? ¿La silla se mueve con mayor lentitud de lo habitual? ¿El mecanismo se detiene al subir las escaleras y vuelve a ponerse en marcha al cabo de unos segundos? En cualquiera de estos casos, llega el momento de ponerse en contacto con el servicio de mantenimiento de Bidea. Nuestros técnicos te visitarán lo antes posible. ¿Qué ocurre con las baterías antiguas de mis sillas salvaescaleras? ¡Grandísima pregunta que demuestra tu preocupación por el medio ambiente! ¡No temas! Una vez nuestros técnicos cambian las baterías de tu silla salvaescaleras, las guardamos en nuestro almacén temporalmente hasta que son recogidas por una empresa colaboradora especializada en el reciclaje de productos electrónicos. En ninguna circunstancia tiramos las baterías de las sillas salvaescaleras a la basura con residuos secos, ya que somos muy conscientes del peligro que estas representan para el ser humano y para nuestro maravilloso planeta. Nuestra colaboración con esta empresa especialista garantiza que las baterías de tu salvaescaleras se reciclen adecuadamente y no contaminen otros residuos. ¿Te surgen otras dudas sobre las baterías de tu silla salvaescaleras? ¡Estaremos encantados de resolvértelas! ¿Tienes preguntas sobre garantías? ¿Condiciones? Nuestro equipo te las resolverá lo antes posible por email o por comunicación telefónica. Bidea lleva dos décadas encontrando soluciones que ayudan a facilitar la movilidad de personas mayores y/o con autonomía reducida en sus hogares y en espacios públicos. ¡Conoce nuestros trabajos aqui o ponte en contacto si crees que podemos ayudarte a tomar tu decisión!

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¿Necesitas instalar un ascensor pero tienes dudas? Te damos 3 alternativas

  ¿Tus circunstancias o las de un ser querido han cambiado y necesitas mejorar la accesibilidad de tu hogar? ¿Gestionas un comercio físico y quieres hacerlo más accesible para todo/as tus clientes? Es muy probable que estés pensando en instalar un ascensor. El ascensor es una de las primeras soluciones de accesibilidad que nos planteamos cuando necesitamos acceder de una planta a la otra sin subir escaleras. Sin embargo, existen otras alternativas. Alternativas menos costosas, de más fácil instalación, y menor volumen. Alternativas que compartimos en este artículo. ¡Sigue leyendo! Porque instalar un ascensor no siempre es la mejor opción ¿Sabías que el ascensor en sí es un invento muy antiguo? La maquinaria que mueve esa simple caja de un piso a otro transportando a personas, mercancías o animales existe desde hace cientos, ¡si no miles de años! De hecho, encontramos la primera referencia a un ascensor aparece en las obras del arquitecto romano Vitruvio, quien afirmaba en sus escritos que fue Arquímedes quien construyese el primer elevador​ probablemente en el año 236 a. C. A medida que se iban construyendo edificios más altos, aumentó la necesidad de ofrecer una alternativa a las largas escaleras en estos. Los grandes almacenes de todo el mundo buscaban mecanismos que trasladaran a los clientes de un piso a otro con mínimo esfuerzo. Pero fue el estadounidense Vermont, Elisha G. Otis, quien inventase un elevador​ con un sistema dentado, que permitía amortiguar la caída del “ascensor” en caso de que se cortara el cable de sustento. Gracias a sus innovaciones, en 1857 se creó el primer ascensor de pasajeros del mundo en unos grandes almacenes de la Avenida de Broadway en Nueva York. Las cinco personas que cabían en este ascensor de vapor ¡subían los cinco pisos del edificio en poco más de un minuto! Mucho ha pasado desde entonces, y ¡mucho han mejorado nuestros ascensores! Hoy, la velocidad promedio de los ascensores comunes es de unos 32 km por hora, aunque el ascensor más rápido del mundo en el rascacielos Guangzhou CTF Finance Centre de China, mide 530 metros de altura y alcanza los 75 kilómetros por hora en su ascenso. Es innegable que el ascensor es un grandísimo invento que nos ha aportado muchísimas ventajas, sobre todo el hecho de trasladar a personas mayores y con discapacidad. Pero ¿es la mejor opción en un hogar y en un pequeño comercio? Nuestros espacios actuales no siempre tienen el espacio necesario en el hueco de la escalera para instalar un sistema del tamaño de un ascensor. O puede que, que no se pueda utilizar el patio de luces. O que instalar un ascensor en nuestra residencia requiera de un proceso demasiado largo para una necesidad que es inmediata. Porque, hay que recordar que, además del foso, es necesario tener espacio suficiente en cada una de las plantas por donde pasa el ascensor, algo que la mayoría de los edificios antiguos carecen. La instalación de un ascensor requiere obras. Y las obras requieren tiempo de estudio y de trabajo manual. El coste de los estudios, las obras, las licencias, y la propia maquinaria al final suma. Sin mencionar los costes del mantenimiento que se exige de un sistema de elevación cada mes. Desde luego, nuestra intención no es desalentarte. Si has tomado la decisión de instalar un ascensor, ¡adelante! En Bidea instalamos y mantenemos ascensores de velocidad reducida y estamos para apoyarte en lo que necesites. Echa un vistazo a la informacion específica de este producto Sin embargo, nos gustaría que conocieses otras alternativas a tu disposición igual de eficaces y de instalación mucho más sencilla y menos costosa. Alternativas a la instalación de un ascensor   Los avances tecnológicos en la economía actual del bienestar nos ofrecen hoy diversas soluciones de accesibilidad que puedes instalar en tu hogar sin necesidad de depender de un ascensor. Nuestro catálogo cuenta con una amplia gama de dispositivos diseñados para superar cómoda y fácilmente los obstáculos arquitectónicos en tu hogar o comercio o en las zonas comunes de tu edificio. A continuación, compartimos tres de las alternativas más eficaces, cómodas y asequibles que mejorarán la accesibilidad de tu vivienda, edificio o comercio considerablemente.           Alternativa 1 al ascensor: Silla Salvaescaleras  Una solución salvaescaleras que suele instalarse en hogares particulares o residencias de ancianos para trasladar a la persona con movilidad reducida de una planta a la otra. Una alternativa al ascensor que no exige ningún tipo de obra y provoca un impacto estructural mínimo en el entorno, el único requisito de la silla salvaescaleras es que el usuario/a tenga movilidad suficiente como para transferirse de silla a silla o para sentarse en la silla salvaescaleras, por sí sola. La silla es un aparato de consumo muy eficaz, comparable al del consumo energético de muchos de los aparatos eléctricos que usamos todos en casa como la TV, el microondas, una plancha, o un ventilador. Además, se adapta fácilmente a diferentes espacios y tramos: rectos, curvos, con pendientes pronunciadas, etc.           Alternativa 2 al ascensor: Plataforma Salvaescaleras Se trata de un dispositivo de mayor amplitud que no obliga a la persona en silla de ruedas a trasladarse a otro dispositivo por sí mismo/a. Gracias a la base o superficie de las plataformas salvaescaleras el usuario/a puede subir sin tener que salir de su silla de ruedas. Las plataformas ocupan poco espacio (muchos de los modelos incluso son plegables), y se instalan siguiendo el recorrido de la escalera de manera muy sencilla: es solo cuestión de fijar unas guías en los peldaños o en la misma pared, sin necesidad de reformas o cambios en la arquitectura del espacio. Se adaptan a todo tipo de configuraciones y a todo tipo de espacios, tanto interiores como exteriores, públicos, privados, rectos, curvos, etc.            Alternativa 3 al ascensor: Elevadores de corto recorrido   Los elevadores de corto recorrido están diseñados para espacios de una altura máxima de tres metros. A diferencia del ascensor tradicional, estas soluciones se instalan fácilmente y de manera muy económica en residencias privadas, locales comerciales, geriátricos, e incluso espacios exteriores. Algunos elevadores de corto recorrido solo necesitan un foso de pocos centímetros, y otros ni siquiera necesitan foso. La mayoría de ellos tienen unos diseños contemporáneos y muy modernos, con un impacto visual mínimo. ¿Las soluciones salvaescaleras disminuyen el valor de la propiedad? En absoluto. Piensa que, todas las zonas comunes de los edificios actuales tienen que ser accesibles para personas mayores y/o con discapacidad. Y tiene que serlo por ley. Es decir, que de hecho, si los vecinos instalan un sistema salvaescaleras hoy, los futuros propietarios no tienen que preocuparse de informarse, negociar, e instalar el modelo adecuado. Además, las soluciones salvaescaleras Bidea son muy discretas y apenas requieren obras. ¿Cómo escoges la alternativa al ascensor que mejor se adecuada a tus necesidades? Dejándote asesorar por el equipo Bidea. Nuestros técnicos especializados analizarán tu entorno y las necesidades de las personas en este, y te prepararán un presupuesto completo y sin compromiso de la mejor alternativa al ascensor que tenías en mente. Lámanos al 943 63 01 14 o escríbenos a info@bidea.es, y nuestro equipo técnico estará encantado de ayudarte a seleccionar la mejor alternativa al ascensor para tus circunstancias. ¡Te esperamos!

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Se alarga la esperanza de vida: ¿cómo ayuda Bidea a vivir más y mejor?

  Según la Organización Mundial de la Salud (OMS), la esperanza de vida mundial en 2022 es de 72,98 años. Cifra que representa un aumento del 0,24 % con respecto a los 72,81 años registrados en 2021, que a su vez sumaban un 0,24 % respecto a 2020. La esperanza de vida de la población española nos sitúa en sexta posición mundial, por detrás solo de Hong Kong, Japón, Macau, Suiza y Singapur. ¡Los españoles ahora vivimos casi el doble que nuestros ancestros hace tan solo cuatro generaciones! Porque si bien la esperanza de vida de un hombre en 1910 era de tan solo 38,8 años, y de una mujer 42,6, los hombres y las mujeres contemporáneas vivimos 78,4 años y 84,5 respectivamente. Y lo mejor es que se espera que esta tendencia hacia una vida más longeva no se detenga aquí. Se calcula que las generaciones futuras de nuestro país que nazcan del 2030 en adelante contarán con una esperanza de vida de 90 años. Pero ¿por qué? ¿Qué está sucediendo, a nivel mundial, pero sobre todo en España, que nos hace vivir una vida el doble de larga que nuestros compatriotas de un siglo atrás? ¿Y qué implicaciones tiene una esperanza de vida cada vez más larga para nuestra sociedad? Descúbrelo a continuación. ¿Qué es la esperanza de vida? El índice de esperanza de vida es un indicador diseñado por el PNUD (Programa de Naciones Unidas para el Desarrollo) para medir el índice de desarrollo humano (IDH). Tres elementos principales se tienen en cuenta para medir el Índice de Esperanza de Vida de una población: La esperanza de vida al nacer. El nivel educativo del país. Su producto interior bruto (PIB). Una esperanza de vida alta indica que la población goza de un mejor nivel de vida. Una esperanza de vida baja implica que la población vive en circunstancias precarias que impactan su salud, y consecuentemente, su longevidad. ¿Cómo se calcula la esperanza de vida? Lógicamente es imposible calcular la esperanza de vida de un ser humano que acaba de nacer. Los únicos cálculos que se pueden hacer son estimativos, y están basados en la probabilidad que esa persona tendrá de morir a una determinada edad en función del año en el que ha nacido. Si las condiciones de vida y de sanidad de la población nacida en ese año mejoran, y no ocurren ni desastres naturales ni conflictos bélicos que tengan un impacto negativo en la población, se espera que la esperanza de vida de ese bebé nacido en un año concreto aumente con respecto a la que se calculaba al nacer. Otros factores que influyen en el cálculo de la esperanza de vida de una persona o población, son, según la Organización Mundial de la Salud (OMS): Abuso del alcohol. Potabilidad del agua. Desnutrición infantil. Hipertensión arterial. Mejorías de la higiene. Prácticas sexuales de riesgo. Acceso a servicios sanitarios. Diabetes mellitus. Obesidad y sobrepeso. Catástrofes naturales. Conflictos bélicos. Contaminación y polución del aire. ¿Por qué la esperanza de vida va en aumento en España? Son muchos los factores que provocan el alza de la esperanza de vida en nuestro país. Muchos la atribuyen a nuestra dieta mediterránea, rica en vitaminas, antioxidantes, aceite de oliva y grasas omega 3. Se ha demostrado que nuestra dieta evita un envejecimiento prematuro de las células, reduce el riesgo de enfermedades neurodegenerativas, previene el deterioro cognitivo asociado a la edad, y reduce los problemas de obesidad y las enfermedades cardiovasculares. Además, cada vez son más los españoles que practican deporte con frecuencia, incluso los ciudadanos de la tercera edad, lo cual les permite disfrutar de los muchos y demostrados beneficios del ejercicio, incluidos una mejor salud cardiovascular, menor propensión a la obesidad y a todas las dolencias derivadas de estas, y una mayor protección cerebrovascular. No olvidemos que la calidad de nuestro sistema de salud pública encabeza el ranking mundial. Contamos con un sistema accesible a todos que ofrece los mejores cuidados disponibles en la actualidad a todas las personas, incluidos nuestros mayores. Se comenta de manera anecdótica también que nuestras generaciones pasadas vivieron tantas penurias que ¡ahora tenemos la capacidad genética de aguantar lo que el destino nos depare! Pero, sin lugar a duda, uno de los factores clave que más contribuye a alargar la esperanza de vida de los españoles, son los avances de la ciencia y la tecnología aplicados a la sociedad del bienestar. La persona mayor o con algún tipo de discapacidad, hoy puede vivir mucho más y mucho mejor, gracias a los avances tecnológicos que facilitan su independencia y su cuidado. Avances como nuestras soluciones salvaescaleras. Y si bien antes una persona enferma, mayor o con discapacidad se veía limitada a las cuatro paredes de su hogar con los problemos físicos y mentales que esa restricción supone, al eliminar esas barreras arquitectónicas en su entorno estamos facilitando una mayor calidad de vida, y una vida más sana, feliz y longeva. ¿Qué puede Bidea hacer por ti y por tus seres queridos? Al vivir más, aumenta también el tiempo que nuestros mayores viven solos. Además, es importante recordar que, solo un 5% de los españoles mayores quiere pasar la vejez en una residencia. Lo confirma una encuesta que la compañía Clece llevó a cabo en 2021 y que confirmaba que solo un 5,05% de los españoles de entre 55 y 70 años quiere pasar su vejez en una residencia. El resto, el 94,95%, quiere pasar sus últimos días en su propio domicilio. Eso implica adaptaciones y reformas del entorno en el que viven, para que puedan moverse de manera totalmente autónoma y segura, durante mucho más tiempo. Y aquí es donde entran las soluciones salvaescaleras Bidea. Nuestra gama de soluciones salvaescaleras es extensa, pero aquí tienes nuestras categorías principales:             1 Sillas salvaescaleas + info Un sistema de elevación muy versátil que se instala en los hogares de las personas con movilidad reducida para ayudarla a solventar cierto tipo de barreras, normalmente escaleras. Se recomiendan a las personas que siguen teniendo la capacidad de acceder por cuenta propia a la silla. Se instalan rápidamente y no requieren ningún tipo de obras.             2 Plataformas salvaescaleras + info Fácilmente integrables en espacios públicos interiores o exteriores (zonas comunes, vestíbulos, comercios, restaurantes, etc. ), para facilitar el desplazamiento vertical de personas en sillas de ruedas o con movilidad reducida.             3 Elevadores de corto recorrido + info Ideales para superar desniveles de hasta 3 metros como las escaleras que suelen separar los rellanos en los vestíbulos de nuestros edificios del ascensor. Y no, no creas que instalar este tipo de soluciones de accesibilidad es costoso. El precio de la instalación viene normalmente dictado por los elementos de guiado y fijación (a mayor la distancia a recorrer, mayor el coste de la instalación). Sin embargo, es importante tener presente que los gastos de instalación de una silla o plataforma salvaescaleras en una zona común suelen correr a cargo de la comunidad, y que, en la gran mayoría de los casos, ese coste queda cubierto por subvenciones y ayudas de la comunidad. Bidea lleva prácticamente dos décadas facilitando mayor independencia, seguridad y comodidad para personas con movilidad reducida, ¡que cada vez son más! ¡Conoce nuestros trabajos aquí o ponte en contacto si crees que podemos ayudarte a tomar tu decisión! ¿Necesitas más información sobre nuestras sillas, plataformas y elevadores salvaescaleras? Nuestro equipo estará encantado de visitarte en tu hogar y orientarte de manera totalmente gratuita hacia la silla o plataforma salvaescaleras más adecuada a tu situación o a la de tus seres queridos. #QueNadaTeDetenga

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