Soledad en ancianos: por qué nadie debería sentirse solo

Relación entre abuelos y nietos

La Navidad es una época de luces, reuniones y abrazos.

Pero para quienes la viven en soledad, la Navidad es uno de los momentos más duros del año.

Mientras las familias se reúnen, muchas personas mayores pasan estas fechas sin compañía, recordando tiempos en los que la casa estaba llena de voces.

La soledad en ancianos no siempre se nota desde fuera, pero se siente profundamente: en los silencios, en los días que se parecen entre sí, en la falta de alguien con quien compartir las pequeñas rutinas del día a día.

Este artículo no pretende ser triste, sino una invitación a mirar, acompañar y reconectar, especialmente en estas fechas.

Porque nadie debería pasar la Navidad, ni ningún día, sintiéndose solo.

Qué es la soledad en la vejez y por qué duele tanto

La soledad no es solo la ausencia de personas. Es la falta de vínculo y pertenencia.

Puede aparecer cuando un ser querido fallece, cuando los hijos se independizan o cuando la salud y la movilidad limitan la vida social.

Las cifras del INE (Instituto Nacional de Estadística) de 2021 indicaban que más de 2 millones de mayores de 65 años vivían solos, lo que representa casi la mitad de los hogares unipersonales en España.

Las mujeres mayores son quienes más sufren esta situación. Mucho/as no tienen contacto regular con familiares o amigos.

No se trata solo de estar sin compañía, sino de sentirse desconectado del mundo y de la propia comunidad.

La soledad duele porque toca lo más humano que tenemos: la necesidad de sentirnos vistos, escuchados y necesarios.

Y ese vacío emocional, si se prolonga, afecta también a la salud física y mental.

soledad en ancianos

Consecuencias de la soledad en las personas mayores

La falta de compañía prolongada puede tener efectos similares a los del estrés crónico.

Diversos estudios demuestran que la soledad no deseada aumenta el riesgo de:

Depresión y ansiedad.

Deterioro cognitivo y demencia.

Enfermedades cardiovasculares e hipertensión.

Alteraciones del sueño y del apetito.

Pérdida de autoestima y sentido vital.

Pero más allá de las estadísticas, la soledad es un problema de dignidad y bienestar.

Toda persona tiene derecho a sentirse acompañada, escuchada y valorada, especialmente en la etapa de la vida donde el tiempo se vuelve más íntimo y valioso.

 

Soledad en ancianos: qué podemos hacer como familia y comunidad

Acompañar no requiere grandes gestos, sino presencia constante y sincera. Pequeñas acciones marcan la diferencia: una llamada, una visita, una comida compartida.

1. Recuperar los lazos familiares

No hace falta esperar a las fiestas para acercarse. A veces, una tarde de conversación o una comida sencilla puede devolver una sensación de pertenencia más fuerte que cualquier regalo.

2. Reforzar la red vecinal

Muchos mayores viven solos, pero no necesariamente lejos. Saludar, ofrecer ayuda con la compra o simplemente preguntar cómo están puede romper el aislamiento cotidiano.

3. Apoyar o participar en programas de acompañamiento

Organizaciones como Amigos de los Mayores, Cruz Roja o asociaciones locales ofrecen programas de visitas, llamadas o acompañamiento en días señalados.

El voluntariado no solo ayuda a quien lo recibe: también transforma la mirada de quien acompaña.

4. Adaptar los hogares para fomentar la autonomía

Una de las causas menos visibles de la soledad es la pérdida de movilidad. Cuando subir escaleras, ducharse o moverse por casa se vuelve difícil, muchas personas reducen sus salidas y su vida social.

A veces, una simple adaptación del hogar, una silla o elevador salvaescaleras, puede devolver la libertad y, con ella, las ganas de compartir.

Historias reales con valor: Mejorando la vida de Juan Miguel con la silla salvaescaleras Curve

 

Claves para reconectar durante las fiestas

1. Llama o visita sin esperar ocasión especial

Una llamada inesperada puede alegrar todo un día.

2. Recupera rituales sencillos

Un paseo, un café o escuchar juntos música de Navidad puede convertirse en tradición.

3. Involucra a las personas mayores en las celebraciones

Pide ayuda para cocinar, decorar o contar anécdotas. Sentirse útil refuerza el vínculo.

4. Comparte, aunque sea poco

No hace falta tiempo infinito: unos minutos de presencia real valen más que horas de compañía distraída.

5. Crea espacios accesibles

Eliminar barreras físicas en casa ayuda a mantener la independencia y la participación en la vida familiar.

Cómo puede ayudar Bidea

En Bidea, creemos que la accesibilidad también es una forma de compañía.

Cuando un hogar está adaptado, las personas mayores pueden moverse con mayor libertad, participar en la vida familiar y mantener su rutina sin depender constantemente de otros.

Por eso ofrecemos soluciones que devuelven autonomía y confianza:

sillas y plataformas salvaescaleras,

elevadores domésticos,

asesoramiento personalizado y sin compromiso.

Más allá de la tecnología, nuestro propósito es ayudar a que las personas mayores sigan viviendo donde se sienten en casa, compartiendo momentos y construyendo recuerdos.

Porque cuidar no solo es estar cerca: es hacer posible que los demás sigan eligiendo cómo vivir.

Conclusión

Esta Navidad, y todos los días del año, podemos elegir mirar a nuestro alrededor con más atención. Tal vez haya un vecino, una tía, un amigo o un antiguo compañero que agradecería una llamada o una visita.

Recuerda que la soledad se combate con presencia, con escucha, con gestos pequeños que llenan de sentido los días.

Y cuando el hogar es accesible, seguro y cálido, volver a compartir la vida se vuelve más fácil.

En Bidea, trabajamos para que ninguna persona mayor tenga que elegir entre su hogar y su independencia.

Porque vivir sin barreras también significa vivir acompañado, con dignidad y esperanza.

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