Cómo adaptar una casa para personas con discapacidad

Adaptar la vivienda para personas con discapacidad

Tu hogar es el lugar en el que deberías sentirte plenamente cómodo y seguro, sin embargo, para muchas personas con movilidad reducida o con algún tipo de discapacidad, el hogar suele ser un espacio repleto de obstáculos y dificultades.

Y no debería ser así.

La misión del equipo de Bidea siempre ha sido, y seguirá siendo, la de crear hogares cómodos, funcionales y seguros para las personas con discapacidad.

Porque creemos que desplazarse libremente por tu propio hogar es un mínimo básico al que todo el mundo debería tener derecho. Un entorno con barreras y obstáculos merma tu confianza, limita tus actividades y empeora tu calidad de vida.

Por eso, nuestras sillas y plataformas salvaescaleras están diseñadas para mejorar tu movilidad e independencia en tu día a día, ayudándote a solventar tantas barreras arquitectónicas, mala distribución de los elementos, desniveles y falta de espacio característicos en tantas casas.

¿Cómo adaptamos nuestras soluciones a cada hogar?

Es mucho más fácil de lo que parece.  En este artículo te contamos todos los pasos que entran en juego en la adaptación de tu hogar.

 

¿Qué tipo de obstáculos dificultan el movimiento de las personas con discapacidad en su propio hogar? 

Accesos complicados

La mayoría de los edificios presentan un pequeño desnivel de entrada al vestíbulo comunitario. Esa es la primera barrera a la que se enfrentan las personas con discapacidad, pero no la única.

Antes de llegar a la entrada de su piso, tienen que solventar escaleras de diversas dimensiones.

En todos estos casos, las rampas ofrecen una solución aceptable pero poco viable en la mayoría de los casos. A la hora de diseñarlas hay que tener en cuenta la normativa vigente que establece una pendiente máxima del 10% cuando su longitud es menor que 3 m, del 8% cuando ésta es menor de 6m y del 6% en el resto de los casos.

Nuestras sillas y plataformas salvaescaleras son también soluciones muy versátiles de accesibilidad diseñadas para solventar los difíciles accesos que las personas con movilidad reducida se encuentran en sus propios hogares y en espacios públicos.

Las sillas se instalan normalmente en hogares privados, tanto en escaleras rectas como en escaleras curvas, sin necesidad de realizar ningún tipo de reforma. Mientras que las plataformas salvaescaleras son soluciones más habituales en los espacios comunitarios de un bloque de viviendas.

 

Anchos de puertas

La normativa en el sector de la construcción establece que las dimensiones mínimas de una puerta deben ser de 80cm. De lo contrario, a una persona en silla de ruedas le resulta imposible solventar ese obstáculo.

Aún y así, muchas de nuestras viviendas siguen sin cumplir con este principio básico, especialmente en accesos a baños y cocinas.

 

Ancho de los pasillos

Lo mismo sucede con los pasillos.

El diseño cerrado de los pisos de antes incorporaba con frecuencia pasillos estrechos que dificultaban enormemente la libertad de movimiento de la persona en silla de ruedas.

La normativa actual dicta que los pasillos deben tener un ancho mínimo de 90 cm y que delante de puertas pueda realizarse un círculo de 120cm de diámetro, de lo contrario a la persona en silla de ruedas le resulta imposible maniobrar.

 

Enchufes e instalaciones eléctricas

Tanto los enchufes como los interruptores de luz deben estar ubicados a una altura mínima de 40 cm para que la persona en silla de ruedas y/o con discapacidad pueda acceder a ello/as sin ningún tipo de problema. Sin embargo, los puntos de luz en muchas de las viviendas de construcción antigua no cumplen con este requisito básico.

Es igualmente importante mantener nuestros hogares libres de cables que puedan entorpecer el paso de la persona discapacitada.

 

Acceso y uso de lavabos y baños

Los baños presentan muchos elementos de riesgo para la persona que se desplaza en silla de ruedas.

La normativa principal sobre este tema es el «Documento Básico de Seguridad de Utilización y Accesibilidad del Código Técnico de la Edificación» (CTE DB-SUA). Aquí se definen las exigencias mínimas de un “aseo accesible» como los que cumplen estas condiciones:

  • Está comunicado con un itinerario accesible
  • El espacio de giro tiene un diámetro Ø 1,50 mlibre de obstáculos
  • Las puertas son abatibleshacia el exterior o correderas
  • Dispone de barras de apoyo, mecanismos y accesorios diferenciados cromáticamente del entorno.

 

Y, sin embargo, son muchos otros los elementos que impiden el fácil desplazamiento y movimiento de la persona con discapacidad.

Por ejemplo, el suelo que no es de un material antideslizante, tanto en seco como en mojado, puede provocar caídas y deslices. Sin barras de apoyo y sujeción y el suelo rasante en la ducha es casi imposible acceder y asearse con una silla de ruedas. El espacio a cada lado del váter debe ser lo suficientemente amplio como para no impedir el traspaso y se deben instalar barras asideras con ese mismo objetivo.

Pocos hogares cumplen con este tipo de condiciones.

 

¿Cómo adaptamos una casa para personas con discapacidad?

Nuestro primer paso es siempre sentarnos con la persona afectada y escuchar detenidamente los obstáculos a los que se enfrenta en su hogar/edificio, sus objetivos diarios y el tipo de discapacidad con la que vive.

A continuación, analizamos minuciosamente sus espacios y movimientos.

En nuestra extensa trayectoria en el ámbito de la accesibilidad para hogares, comunidades y empresas hemos comprobado que, en muchísimas ocasiones, una vivienda puede mejorar muchísimo su nivel de accesibilidad con sencillos cambios como estos:

  • Mantener un hogar limpio y ordenado. ¡Qué fácil que es acumular objetos innecesarios sin darnos cuenta de que con el tiempo se convierten en obstáculos para el desplazamiento de la persona en silla de ruedas! Podemos guardar o descartar (o reciclar) los objetos que no utilizamos en nuestro día a día, y ubicar los que sí que utilicemos a una altura adecuada para el alcance de las personas discapacitadas.
  • Evitar que los muebles sean demasiado grandes o que ocupen demasiado espacio, bloqueando el paso.
  • Asegurar que los muebles tengan la altura adecuada (entre 40 y 140 cm de altura) para que la persona en silla de ruedas pueda gestionarlos de manera autónoma.
  • Fijar los muebles a la pared para evitar posibles accidentes.
  • Intentar que los muebles tengan bordes redondeados.
  • Evitar las alfombras o pegarlas al suelo para que no puedan deslizarse y provocar accidentes.
  • Intentar que el suelo del piso sea antideslizante y liso.
  • Deshacerse de cables y otros objetos innecesarios que entorpezcan el paso de la persona con discapacidad.

La pregunta siguiente, tras habernos asegurado de que estos elementos básicos estén en orden, es esta: ¿hay escaleras/desniveles dentro de la vivienda o en el edificio?

Si la respuesta es positiva, ¡arrancamos los motores Bidea!

 

Soluciones Bidea para escaleras y desniveles dentro del hogar

Si el hogar de la persona con discapacidad tiene desniveles o escaleras, recurrimos entonces a nuestras sillas o plataformas salvaescaleras, ambas herramientas muy valiosas para subir o bajar escaleras de una manera cómoda y segura.

La silla salvaescaleras se instala en hogares privados, tanto en escaleras rectas como en escaleras curvas, sin necesidad de realizar ningún tipo de reforma.

Al contar con una silla salvaescaleras la persona mejora su grado de independencia y su calidad de vida dentro de su propio hogar, ganando acceso a estancias y actividades antes inaccesibles.

De manejo muy sencillo, las sillas salvaescaleras son seguras y no conllevan ningún tipo de esfuerzo físico o riesgo para la persona que las utiliza.

Existen algunos modelos especialmente diseñados para facilitar la transferencia de la persona con movilidad reducida desde la silla de ruedas a la silla salvaescaleras.

Sin embargo, en este caso, la persona debe ser capaz de transferir solo de una silla a la otra.

Por otro lado, las plataformas salvaescaleras son sistemas de elevación diseñados para ser integrados en espacios públicos interiores o exteriores con el objetivo de facilitar el desplazamiento vertical de personas en sillas de ruedas o con movilidad reducida.

En este caso, se sustituye la silla por una plataforma de diferentes dimensiones equipada con brazos, bandejas e incluso asientos plegables.

Las plataformas salvaescaleras se pueden adaptar a todo tipo de espacios públicos desde tramos rectos, hasta curvas o rellanos. Cuentan con múltiples opciones de aparcamiento en ángulo que permiten dejar diáfana la zona de paso en comunidades.

Son soluciones de acceso de fácil instalación que no exigen ni obras ni cables de conexión.

Tambien las plataformas verticales, pequeños ascensores para corto recorrido, son soluciones habituales y preferentes en espacios públicos y portales en comunidades. Estas ayudas técnicas permiten su uso a todo el vecindario; mayores, personas en sillas de ruedas, mujeres embarazadas y familiar con carritos de bebes. Por sus características y uso sencillo e intuitivo.

Existen, incluso, ascensores de velocidad reducida, que pueden ser instalados en casas y hogares de mayores dimensiones. Son soluciones prácticas y estéticas de consumo eléctrico similar al de un electrodoméstico común, que solo precisan 3 revisiones anuales (comparadas a las 12 mensualidades del ascensor convencional).

 

¿Te queda alguna duda sobre la adaptación de un hogar a las necesidades de una persona con discapacidades?

¡Escríbenos y uno de nuestros profesionales se pondrá en contacto con la solución inmediatamente!

Y recuerda, Bidea no es solo líder en soluciones de accesibilidad para hogares, comunidades y empresas. Bidea es una empresa social y ecológicamente responsable. Bidea es una empresa familiar con corazón.

¡Te esperamos!