¿Qué cuidados necesitan las personas mayores?

La misma pregunta, planteada hace una década, hubiese tenido una respuesta muy diferente.

Afortunadamente, con los muchos avances médicos y la concienciación acerca de la importancia que el comer bien y hacer ejercicio tienen a lo largo de todas nuestras vidas, el concepto de “persona mayor” está cambiando.

Hoy, muchas personas mayores siguen manteniendo un estilo de vida sano, hacen ejercicio, viajan, y disfrutan al máximo durante sus años de jubilación.

¡Incluso la palabra “anciano” está desapareciendo poco a poco de nuestro vocabulario!

Sin embargo, todavía hay mucho camino por recorrer.

Y la realidad es que, llegado un momento concreto en la vida de nuestros seres queridos, más o menos lejano, es muy probable que el nivel de autonomía de esas personas mayores se vea limitado y necesiten cuidados que nosotros no estamos preparados para ofrecer.

Pero, vayamos paso por paso.

 

¿Cuándo consideramos que una persona es mayor o “anciano”?

El consenso general es que la persona que cruza la barrera de la jubilación es una persona “anciana”.

Sin embargo, insistimos en que, muchas personas a los 65 años hoy mantienen un estilo de vida muy activo y no se sienten “ancianas” en absoluto.

De hecho, ¡ellos/as son los primeros en intentar alejarse de los estereotipos trazados hasta ahora!

La “vejez”, con sus muchas connotaciones negativas que denotaban un deterioro físico y mental, ha dejado de tener la misma forma que tenía antes.

Hoy, cada uno de nosotros vive el proceso de envejecimiento de manera muy distinta, normalmente vinculada a nuestras vivencias y creencias, y al estado de salud en el que nos encontramos en esta etapa de nuestras vidas.

Es decir, que cada vez es más difícil responder a la pregunta “¿Cuándo consideramos que una persona es mayor o “anciano?” porque el umbral de la “vejez” es cada vez más difuso.

 

¿Qué necesidades tienen las personas mayores a medida que envejecen?

Cada vez somos más conscientes de que solo es posible disfrutar de nuestros “años de oro” de pleno con un estilo de vida activo y sano.

Una dieta equilibrada y hacer ejercicio diario nos ayudan a mantener un peso saludable, que además evita la aparición de ciertas enfermedades provocadas por el sedentarismo y el sobrepeso.

Salir con amigos, participar en actividades de naturaleza social como grupos de ciclismo, de excursionismo, de baile, etc., vivir en un espacio organizado y limpio y mantener su cuidado e higiene personal hace que esa persona se sienta feliz y prolongue su salud física y mental.

Sin embargo, el tiempo no perdona y, sí que es cierto que, posiblemente llegue el día en el que esa persona sana y activa, vea su autonomía limitada por un motivo u otro.

Y sí que es muy posible que llegue el momento en el que esa persona mayor se convierte en una persona dependiente en cierto grado.

 

¿Cómo debemos cuidar a esa persona mayor o de edad avanzada?

Llegado ese momento, ¿cómo afrontamos esa nueva situación?

¿Qué tipo de decisiones debemos tomar?

¿Qué debemos hacer para llevar esta nueva rutina lo mejor posible para la persona mayor y para el resto de la familia?

  • Te recomendamos que tu primera parada sea la conversación. Una conversación honesta pero respetuosa entre todos los miembros de la familia para valorar juntos la nueva situación y encontrar un proceso para tomar decisiones juntos.
  • En esa conversación será importante decidir cómo adaptar el hogar a las nuevas necesidades de la persona de edad avanzada. Es muy probable que sus limitaciones físicas exijan una reorganización de su entorno para que este sea seguro y no presente ningún tipo de obstáculos durante su día a día.

¿Es necesario adaptar el baño?

¿La cocina?

¿Hay que instalar agarraderos o baldosas antideslizantes?

¿Es necesaria la instalación de una silla salvaescaleras?

¿Hay que empezar a hablar con la comunidad de vecinos para instalar una plataforma salvaescaleras en el edificio?

Todas estas son preguntas que hay que plantearse lo antes posible para mejorar la seguridad diaria y facilitar el desplazamiento de nuestros seres queridos.

  • Otro paso fundamental es intentar establecer un planning de la rutina diaria de la persona mayor. Sabiendo las necesidades de la persona a cargo podremos realizar un planning de sus horarios e identificar la necesidad de contar con personas que nos ayuden con ciertas labores. Estos pasos nos ayudarán a crear una rutina que le dará mayor seguridad, tranquilidad y confianza a la persona mayor, y le facilitará su día a día.
  • Es importante incorporar ciertas actividades o ejercicios físicos en esa rutina. No hace falta que sean ejercicios muy intensos si la persona no tiene la capacidad física para ello, pero algo tan fácil como andar o realizar distintas actividades en su propio hogar pueden contribuir enormemente a mantenerla activa y prever el deterioro físico.
  • La alimentación y el control de sus medicamentos son también elementos muy importantes de esa rutina. Debemos asegurarnos de que la dieta de nuestros seres queridos sea lo más sana posible e incluya todos los nutrientes que necesitan para mantenerse psíquica y físicamente sanos.

Y, para evitar posibles confusiones, deberemos anotar el tipo de medicamento, la dosis y la frecuencia con la que deben tomarse.

  • No podemos olvidar la importancia del aseo para las personas mayores. Si permitimos que descuide sus hábitos higiénicos, su autoestima y confianza decaerán. Y si su autoestima y confianza decaen, su salud física se verá negativamente afectada. Por eso, es muy recomendable fomentar esos buenos hábitos higiénicos en la persona mayor.

 

Soluciones que pueden facilitar la movilidad de las personas mayores

¿Y qué sucede si llegamos al momento en el que la movilidad de la persona mayor se ve drásticamente reducida?

Eliminamos obstáculos y facilitamos su independencia. 

¿Cómo?

Instalando una silla o plataforma salvaescaleras en el interior de su vivienda o en el inmueble en el que reside.

Al eliminar lo que de repente se convierten en obstáculos en su propio hogar, los niveles de independencia de la persona aumentan radicalmente.

Y no, no creas.

Instalar una silla o plataforma salvaescaleras no es un excesivamente costoso. 

El precio de la instalación viene normalmente dictado por los elementos de guiado y fijación.

Es decir, cuanto mayor sea la distancia que recorrer, mayor será el coste de la instalación.

Sin embargo, si instalamos esa silla o plataforma salvaescaleras en una zona común del edificio, el coste suele correr a cargo de la comunidad, y en muchos casos, se pueden solicitar subvenciones y ayudas para cubrir las obras.

 

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Nuestro equipo estará encantado de visitarte en tu hogar y orientarte de manera totalmente gratuita hacia la silla o plataforma salvaescaleras más adecuada a tu situación o a la de tus seres queridos.

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